ZAPATERO, INSUFICIENTE
Artículo de FERNANDO ÓNEGA en “La Voz de Galicia” del 18.06.2003
LARGO me lo fiáis. Si los partidos
esperan que la Justicia les resuelva sus cuitas madrileñas, pueden sentarse a
esperar. Cuando haya sentencia, si llega a haberla, no recordaremos ni que
existe un ciudadano llamado Tamayo. ¿Por qué, entonces, los partidos popular y
socialista se lanzan a esa fiebre de querellas? Por razones distintas. El PP,
para evitar que le salpique la sospecha de corrupción. Cree que una querella
pone a salvo su presunción de inocencia. El socialista, porque es una forma de
hacer algo , cuando se le pide una mayor diligencia para salir de la
crisis. Piensa que con esas acciones jurídicas va a calmar a la opinión.
No habrá esa
calma. Es dudoso que legalmente se pueda obligar a los diputados rebeldes a
entregar sus actas, única vía para que Simancas sea presidente. Y, si esos
señores siguen siendo diputados, el calendario correrá como tiene previsto el
Partido Popular: investidura de Esperanza Aguirre y convocatoria de elecciones.
No hay un solo analista que aventure una victoria de la izquierda en esa
repetición de comicios. Por tanto, centrar la respuesta al desafío de Tamayo y
Sáez en los tribunales es una forma de caminar hacia la pérdida del poder y lo
que es peor: hacia una derrota que todo el mundo leerá como prólogo de las
elecciones generales.
A Rodríguez
Zapatero se le pide algo más. Si tiene que perder Madrid, que lo pierda. Pero
con mayor donaire. Tiene que entender que en esta crisis hay dos planos: el
interno y la trama inmobiliaria. Esta última se investigará, si Dios quiere, que
a veces no quiere. Pero, en el ámbito interno, debe empezar a reconocer que, una
vez más, su partido se enfrenta a la sombra de la corrupción. Y no vale echar
balones al tejado del PP. Se le exige autoridad y que construya un partido unido
que no dé estos sobresaltos a los votantes. Si no consigue transmitir esa
imagen, estará en las peores condiciones para afrontar los próximos retos
electorales. Hoy, de hecho, su figura está disminuida ante la opinión. Y cuanto
más tiempo deje pasar sin una revolución interna, más disminuido estará.