EMPIEZA A OLER A GONZÁLEZ
Artículo de Antonio Pérez Henares en “Diario Directo” del 08.09.2003
Es, sin duda, la clave para los cambios de percepción de la ciudadanía ante sus
líderes políticos. Pero suele ser mucho más fácil descubrir sus efectos que sus
causas. Fijémonos ahora mismo en
Zapatero. Porque tan solo en unos meses el personaje, de
golpe, nos parece repetitivo, menos creíble y los énfasis de su discurso
engolamientos que más que engañar disgustan. ¿Han sido las elecciones
municipales y sus posteriores traspiés? Puede, pero no sólo ha sido eso. ¿Tal
vez haya tenido que ver el revoltijo que se ha creado en las diferentes
autonomías, donde el PSOE parece decir cosas diferentes y hasta contradictorias?
Algo habrá tenido que ver.
Sin embargo, hay algo más, que no acabo de captar del todo. La impresión, por
otro lado corroborada hasta por las encuestas, incluso por las encuestas de los
medios 'amigos', que eso también hay que mirarlo, es que el personaje ha sufrido
alguna metamorfosis y no precisamente positiva. A Zapatero parecen haberlo
cambiado y parece cambiado. Declara mucho, pero lo que nos cuenta resulta cada
vez menos convincente. La última de la 'cartita' a
Rajoy, por mucho tono
enfático que le ponga es una gilipollez, sin más. O es que piensa que Mariano es
imbécil y que va a ponerse a abofetear a
Aznar por hacerle una
gracia a él. Ridículo. Espero, de verdad, que la sandez no se le haya ocurrido a
él.
Quizá aquí empiezo a atisbar una clave. Zapatero no tiene buen equipo y aún
dispone de peores asesores. Diríase que están sacando lo peor de él y ocultando
sus elementos más positivos. Por ejemplo, lo que se le ha pegado de
Caldera ha sido esa agria
manera de decirlo todo que acaba irritando incluso a los partidarios. El trato
inquisitorial a 'la Alberdi'
lleva su cuño y las imputaciones de verdulería de la Chacón señalan el peor de
los caminos.
Se hecha de menos al otro Zapatero. Al menos a mí me hace falta. El que
patrocinó el Pacto Antiterrorista e impulso los acuerdos sobre Justicia. Se ve
cada vez más a los medicores a su lado y cada vez menos a los valiosos, como a
Lopez Aguilar.
Falta aquel impulso de oposición más tranquila en las formas -fondos hay de
sobra para criticar al Gobierno- y no convence esa táctica de dispararle a todo,
da igual si es un búfalo o una tórtola, con el obús de 105, todo es munición
gruesa. Falta de matices y rencor, mucho rencor larvado. Y esto no es una
cuestión personal.
No se por qué me parece que detrás de Zapatero empieza a asomar de nuevo, y esta
vez cubriéndolo de tinieblas, la sombra nunca despejada del todo de quien para
bien de la izquierda debería hace muchos años, antes incluso de perder las
elecciones, haber desaparecido de la escena:
Felipe Gonzalez.
El gran y sombrío poder de Gonzalez puede ser una de las razones de la actual
deriva del joven líder. Este verano, en Sevilla, pasaron mucho tiempo juntos. E
inmediatamente después Zapatero comenzo a insultar -"Aznar cobarde"-
por la televisión. Ahora que lo pienso, es desde entonces, desde cuando Zapatero
me está pareciendo cada vez más otra persona. Y peor. Detrás suyo aparece cierto
olor ya conocido, que teníamos algo olvidado pero que ahí sigue. Que no pudo
digerir ni derrota ni talla del contrario y menos aún su lección en la retirada.
Detrás de Zapatero lo que empezamos a percibir y nos hace arrugar la nariz es el
hedor de los rencores de Gonzalez.