1.- LA RECETA DE MADRAZO

ZIGZAG


En “La Razón” del 25-1-04

La receta de Javier Madrazo para conquistar el poder tras las próximas elecciones generales requiere un pacto entre PSOE, IU y los «nacionalismos progresistas». El objetivo es lograr una regeneración democrática, implantar un nuevo modelo de Estado de corte federal, y «solucionar definitivamente el conflicto vasco bajo los parámetros del cese de la violencia y el respeto a la voluntad de los vascos democráticamente expresada». Ya sabe Rodríguez Zapatero el peaje a pagar si quiere asumir el Gobierno de la Nación, visto lo que reflejan las encuestas más optimistas. Por otro lado, nada nuevo, porque se trataría de unos parámetros similares a los que el PSOE y el propio Zapatero aceptaron en Cataluña para desalojar del poder al partido ganador de los comicios autonómicos. Visto lo visto, lo cierto es que el panorama produce escalofríos. Sólo pensar en Madrazo o alguno de sus clones de IU al frente de un ministerio dan ganas de salir corriendo y no parar hasta Ulan Bator. Por lo demás, tampoco tiene desperdicio los criterios con los que Madrazo ha confeccionado las listas de IU-EB, «juventud, experiencia, equilibrio de sexos y defensa del euskera». Rasgos fundamentales, porque, ¿a quién le importan cualidades como la preparación, la capacidad, el sentido común, si no se domina perfectamente el euskera o se es joven? Pues eso.

 

2.- LA GRAN COALICIÓN

 

CONFIDENCIAL

 

En   “La Razón” del 25-1-04

No son pocos en el PSOE los que propugnan un acuerdo de «gran coalición» entre los dos grandes partidos tras las elecciones del 14-M, con objeto de afrontar sin fisuras aquellas reformas necesarias para modernizar la Constitución y los Estatutos. Aspectos como la reforma del Senado, la Administración Única o una mayor participación de las autonomías en la representación de España ante la UE son una reclamación permanente de Fraga, a la que se han adherido Juan José Lucas y Eduardo Zaplana. Otra reforma que podría abordarse impulsaría la ampliación competencial del conjunto de Estatutos, siempre y cuando se frenaran otras reclamaciones que bordean la Constitución cuando no la dinamitan, como es el caso de los Gobiernos catalán y vasco. Un argumento que esgrimen los partidarios de la «gran coalición» es el elevado precio que PP y PSOE tendrían que pagar a CiU si volvieran a necesitar su apoyo para completar una mayoría parlamentaria. Antes de echarse en brazos de CiU, habría que intentar un Gobierno de mayoría social. Con un resultado previsible de 160 diputados para el PP y 136 para el PSOE, la representación de ambas fuerzas garantizaría un respaldo abrumador a las reformas enunciadas.
   
   EL SUBMARINO