ARABIA ASUME QUE SUS DONACIONES CARITATIVAS LLEGARON A AL QAIDA
Riad cede a la presión de EE UU y controlará el millonario flujo de dinero que sale del país
La fuerte presión que ejerce la Casa Blanca sobre Arabia Saudí para que controle a sus organizaciones caritativas, cuyas donaciones han ido a parar en ocasiones a grupos terroristas, está surtiendo efecto. Riad no sólo reconoce ya su falta de control, sino que está decidido a atajar el problema.
Noticia en "La Razón" del 3-12-02
Lori Santos - Washington.-
George W. Bush está a punto de solucionar un problema que amenazaba con crearle
un buen dolor de cabeza. Y es que las siempre difíciles relaciones con Arabia
Saudí se habían complicado en los últimos tiempos, sobre todo después de que
se supiera que dos terroristas suicidas del 11-S podrían haber recibido dinero
¬en forma de donaciones caritativas¬ procedente de la Embajada saudí en EE
UU.
La filtración dejó a la Casa Blanca en una incómoda posición, pues no eran
pocos los que exi- gían ¬especialmente desde el Congreso¬ mano dura con la
siempre permisiva Casa de Saud, la dinastía que gobierna con mano firme el
país número uno del mundo en reservas de petróleo.
Como es habitual en el seno de la Administración Bush, pronto se formaron dos
bloques. Según relató a la revista «Newsweek» un funcionario del
Departamento de Estado, «hay un puñado de gente en Justicia y en el Tesoro que
cree que debe- ríamos apretar las tuercas a los saudíes. Pero eso no es
posible para la gente de aquí y para los que realmente controlan la Casa
Blanca».
Bush decidió pasar por alto las voces que exigían amenazas directas a Riad y
optó por una presión moderada que ya ha dado sus frutos. Así, esta misma
publicación reveló que los saudíes están dispuestos a reconocer que no
controlan en absoluto las operaciones de sus organizaciones caritativas, cuyos
fondos han ido a parar a grupos terroristas como Al Qaida y Hamas.
Las autoridades árabes se han comprometido a vigilar estrechamente las
millonarias transferencias de estas opacas empresas, introduciendo auditores
externos si es necesario. «Hay mucho dinero fuera de control. Nuestras
asociaciones caritativas están recibiendo impresionantes cantidades de dinero
sin saber adónde va. Existe un tremendo fraude en nombre de la religión»,
reconoció un funcionario saudí a «Newsweek».
Los investigadores estadounidenses han puesto sus ojos en una de estas
asociaciones, la Organización Islámica de Ayuda Internacional (IIRO), que
tiene entre sus máximos dirigentes a Mohamed Jamal Khalifa, cuñado de Osama
Ben Laden y un «conocido financiero de operaciones terroristas» para el
Departamento de Estado, que lo relaciona con el atentado de 1993 contra el World
Trade Center de Nueva York.
Además, uno de los acusados por las matanzas de 1998 en las embajadas de EE UU
en Kenia y Tanzania tenía en su poder varias tarjetas de esta organización,
cuyas oficinas en Washington fueron registradas en marzo por agentes de Aduanas.
Pero los «halcones» de la Administración Bush quieren más, y exigen a Riad
que actúe contra una decena de millonarios musulmanes ¬la mayoría de ellos
saudíes¬ considerados por EE UU como los mayores financieros del terrorismo
mundial.
En todo caso, la Casa Blanca deberá andar con pies de plomo para no irritar a
sus aliados árabes, que le venden la sexta parte del petróleo que consumen y
serán una pieza fundamental en una eventual campaña militar contra Irak. La
recomposición de los lazos entre Riad y Washington va por buen camino, pero
Bush no se fía y ha elevado ya a 600 millones de barriles de crudo las reservas
del país, una cifra récord que pretende aumentar a mil millones en los
próximos años. También cuenta con una base alternativa en Qatar por si Arabia
falla. Reuters, Ap