PARA NO RETROCEDER
Artículo de MIQUEL ROCA I JUNYENT en “La Vanguardia” del 22/06/2004
Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
Ganar el referéndum sobre la nueva Constitución
europea es una tarea que empieza ahora. No se trata de esperar a que se inicie,
de aquí un tiempo, la campaña para pedir la ratificación del pueblo. El sí debe
defenderse desde ahora y con entusiasmo. No con medias tintas ni
acomplejadamente; no a través de absurdos debates sobre unos artículos de la
Constitución o sobre los mecanismos del poder en la nueva Unión Europea. Ni
tampoco se trata de enzarzarse en agrias polémicas sobre quién lo hizo mejor, o
los errores de la negociación, o una larga lista de argumentos que sólo provocan
desmovilización y desinterés.
La Constitución europea se defiende con entusiasmo porque, sin ella, Europa
puede iniciar un largo y arriesgado viaje de retorno. No nos conviene ir hacia
atrás; Europa es el escenario de paz, libertad y progreso más importante del
mundo y de la historia de la humanidad. Todo cuanto pueda poner en peligro este
activo, esta garantía de futuro, debe rechazarse. El debate no está entre sí o
no a la Constitución, sino entre sí o no a Europa. No valen excusas ni
subterfugios ni orgullos heridos ni protagonismos excesivos. Sí a la
Constitución, porque es decir sí a la Unión Europea.
Y Europa, como la libertad, la democracia y el progreso, son fruto del pacto,
del compromiso, de la transacción. Sólo el fundamentalismo se niega al pacto y
por esto es la vía que conduce al totalitarismo y a la dictadura, y también a la
guerra y a la represión. Y la Constitución europea es un pacto; un pacto que
vale la pena porque nos permite mirar el futuro desde una paz estable, desde una
libertad consolidada, desde un progreso que se abre camino en medio de
dificultades y barreras históricas.
Europa, con su Constitución, consagra una voluntad de convivir en el pluralismo,
en la diversidad. Seguramente, muchas voces podrán decir que en esta pluralidad
faltan muchos actores por reconocer. Que la Europa de los pueblos está lejos. Y
tendrán razón. Pero este objetivo sólo será posible en la medida en que la
Europa de los 25 se consolide. Que la pluralidad y la diversidad son la mejor
manera de abrir la esperanza que el centralismo ha cerrado en muchos estados y
que Europa, por definición, ayudará a enterrar.
No empecemos con “no es lo que queríamos, pero”, ni con “si de nosotros hubiera
dependido”, y un largo etcétera de tristes impotencias. Tampoco es necesario
atribuirse éxitos que no lo son, ni habilidades que no se logran percibir.
Simplemente, defendamos el proyecto de Europa; le conviene a España y le
conviene a Catalunya. Sin Europa, España volvería a ser tentada por viejos
himnos superados y Catalunya quedaría más encerrada en su debate secular con el
resto de España. A todos nos conviene no retroceder; y no ratificar la
Constitución sería, sin lugar a dudas, un retroceso.