SÍ
Artículo de MIQUEL ROCA Y JUNYENT en “La Vanguardia” del - 27/07/2004
Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
Yo votaré sí. El próximo mes de febrero, en el referéndum sobre la ratificación
popular de la Constitución europea, votaré sí. Sin dudas, sin ningún tipo de
vacilación. Ciertamente, el texto sometido a la aprobación popular es
incompleto, confuso, con lagunas e incluso imprecisiones que dificultan el sí
entusiasta. Será más el corazón que la razón lo que fundamentará el sí, pero
será un sí convencido. ¿Por qué?
Porque Europa es el espacio de libertad, paz y progreso más importante que haya
conocido jamás la historia de la humanidad. Llevamos más de cincuenta años sin
guerra entre los europeos y los países recién incorporados recuerdan aún los
efectos devastadores de la ocupación soviética, como nosotros los de la
dictadura de Franco. Hoy, la nueva Europa, se constituye en la garantía más
decisiva para hacer posible que esta paz pueda pervivir.
Votaré sí porque esta Europa nos permite decir sí o no; las legítimas ambiciones
de todos caben en el marco de la democracia en libertad que la Constitución
consagra. No todo nos gusta, pero todo puede cambiarse.
Votaré sí también porque no puedo entender mi catalanidad ni mi catalanismo al
margen de Europa. Una Europa que están haciendo los estados pero en la que el
horizonte de la Europa de los pueblos se dibuja nítidamente como consecuencia de
la propia complejidad europea.
Sí, además, porque prefiero a una España europea que a un Estado que se
distancie de la nueva realidad de la Unión. La España plural, como gusta hoy
decirse, encuentra en Europa un referente que la obliga. El catalán, como lengua
oficial en Europa, recibe mayores apoyos que el propio estatuto del catalán como
lengua oficial en España. No carguemos a la Constitución europea lo que es un
problema fundamentalmente interno de una España menos plural de lo que afirma.
Diré sí a la Constitución europea porque no quiero que en Catalunya gane el no.
Contrariamente a los que así lo desean –legítimamente–, este no no sería una
buena afirmación de identidad; sería la aventura de un distanciamiento. Sería
renunciar a liderar, desde Catalunya, un europeísmo que está en el origen de
nuestra historia.
Y, finalmente, diré sí porque no quiero confundirme con los noes
antieuropeístas, centralistas y excluyentes. Diré sí porque me arrepentiría toda
la vida de no haberlo hecho.Ciertamente, se puede decir no; hay razones para
ello. Pero no me convencen. Diré sí.