REBELIÓN EN "EL PAÍS" CONTRA LA MANIPULACIÓN Y EL SERVILISMO
Editorial de “El Semanal Digital” del 27/07/2004
El golpe de timón impuesto por Juan Luis Cebrián, consejero delegado del Grupo Prisa, a "El País" ha suscitado una auténtica rebelión en el diario contra la manipulación.
Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
26 de julio. En la sede de Miguel Yuste nadie duda, sea el departamento que
sea, que trabaja en el grupo de medios más profesional y serio de la prensa
española. Precisamente por ello no comprenden los sectores profesionales de la
Redacción más cercanos a Lluis Bassets cómo se permite "meter la cuchara" a Juan
Luis Cebrián para embarcar en un clima de "vendettas" particulares al periódico
o de elogios desmedidos y, a veces, ramplones.
Estos mismos sectores reconocen que El País ha dejado de ser un
periódico influyente en La Moncloa, como sucedió durante la etapa de José María
Aznar, para pasar a convertirse en "un diario domesticado" como dijo
recientemente uno de los "fontaneros" del equipo de José Montilla, el poderoso
ministro de Industria.
En La Moncloa interesa ahora sólo qué dice La Razón, como el medio más
influyente del espectro de la derecha y centro-derecha; y qué cuenta El
Mundo de Pedrojota, el periódico que representa para diversos asesores del
presidente del Gobierno el campo del centro-izquierda. La Vanguardia,
con un sector importante de lectores que votó en último momento al PSC, es el
tercer diario de peso diario en La Moncloa cuya información y opinión cuenta e
influye.
¿Por qué El País ha dejado de tener peso e influencia? Es lo que se
achaca en la Redacción a Jesús Ceberio, incapaz de frenar al Consejero Delegado.
Hombres claves del diario creen que tanto Jesús de Polanco como José María Aznar
cometieron el grave error táctico de no firmar un definitivo alto el fuego. "Si
ha sido malo para el PP lo es más para El País", dicen.
Miguel Satrústegui, el influyente secretario general del grupo, ha intentado
mediar para acabar con este clima de tensión y malestar. Pero Polanco le ha
pedido que no interfiera. Tampoco el presidente desea quemarse en esta crisis.
Sabe que su consejero delegado tiene un techo quebradizo con la crisis abierta
en Cinco Días y los relevos que debe preparar tanto en la SER como en
El País.
Polanco, muy molesto según los días, con su problema de cervicales y su dichoso
collarín blanco --que ha tenido incluso que lucir en eventos sociales--, sólo
busca el consenso entre sus tres hijos para pactar su sucesión. Su preocupación,
ahora, es determinar el futuro del grupo en el sector audiovisual y crecer en la
alianza radiofónica en América Latina.
Polanco, tan orgulloso como Aznar, no quiere aparecer ni involucrarse, ni en la
"guerra de la medalla" ni en la "crisis de quien mintió o dijo la verdad el
11-M". Pero en la Redacción esta postura ha sido tachada de dejadez. Así se
explica el clima de estampida aprovechado por buenos profesionales para pedir la
excedencia del diario. Envuelto en las trifulcas de Cebrián contra Aznar, que
teledirige González entre vuelos privados por América, molesto por la nueva
competencia del nuevo ex presidente del Gobierno, los buenos profesionales de la
Redacción tienen a veces la sensación de que la sede de Miguel Yuste se ha
convertido en un insólito "El Álamo".
¿Traerá la rentrée los cambios de los que tanto se ha hablado? ¿Firmará
la paz Mariano Rajoy con Polanco que tanto se desea y aconseja Alberto
Ruiz-Gallardón?
Las cenas periodísticas en las terrezas de verano rebosan por igual expectación
e indignación por esta segunda etapa de diario gubernamental, usado torpemente,
además, como correa de transmisión con la cadena SER. Las fotos palaciegas del
presidente en sus fastos de los cien días fueron la gota que colmó el vaso de lo
que ya es prácticamente una rebelión contra la manipulación y el servilismo y la
reivindicación del sello de diario independiente e influyente dentro y fuera de
España.