VIVA LA RECTIFICACIÓN

 

 

 Artículo de José Antonio VERA en “La Razón” del 25/09/2004

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 


Muy bien por este gobierno, sí señor. Se pasan el día rectificando pifias y errores. Ora el iva de los libros, ora la ley del libro, ora los libros de las cuentas y las cuentas de la sanidad y los cuentos de Caldera con la inmigración y la jubilaciones de Izar, y un montón de cosas más. Sí, la vida está hecha de tropiezos y golpes, de caídas y reparaciones. Lo que ayer era bueno o incluso buenísimo hoy ya no lo es tanto y podemos incluso prohibirlo. ¿Quién no ha cambiado de opinión alguna vez en su vida? Pues eso es lo que hace el Gobierno, oficializar la política del cambio constante y permanente, implantar por ley la obligación de la rectificación. Lo que se dijo ayer no tiene ninguna importancia hoy. Vamos variando de criterio a medida que unos nos critican y otros nos reprenden. Si los trabajadores de Astilleros se ponen bordes con la reconversión, hay que rectificar. Si a Carod no le gusta el nuevo modelo territorial de Zetapé, se cambia y punto. Si a Zerolo no le mola la nueva ley de homosexuales, se modifica y se hace otra mucho más vanguardista. ¿Para qué están los ministros? Para rectificar todo lo que haga falta cuanto antes y sin límite. Las viviendas de la Trujillo, el ave de Magdalena Álvarez, los museos y los libros de la Calvo Serraller están siendo construidos sobre una montaña de rectificaciones. Claro, tienen en quién fijarse, tienen modelo. Y no lo digo por las modelos «fashion» del portal de La Moncloa, que también. Lo digo por el propio presidente, que ayer nos decía en Túnez que todo el mundo debería salir corriendo de Iraq, y al día siguiente no se acordaba de haber dicho nada sobre Iraq. Sí, luego se fue a Bilbao y garantizó los puestos a todos los trabajadores de Astilleros, pero a los dos días se alineó con el plan de la Sepi que no garantiza ni uno solo de los puestos de trabajo en Astilleros. En fin, que tan legítimo es traerse las tropas de Iraq como firmar a la semana una resolución de la Onu a favor de enviar más tropas a Iraq. La vida política del Gobierno está llena de estos pequeños ejemplos, es verdad. De continuas rectificaciones y borrones. Es una forma original de gobernar. A cada uno se le dice lo que quiere oír y, al contrario, lo contrario. Así vamos tirando, sorteando los días y las noches, contándole una cosa a Carod y otra diferente a Llamazares y ninguna a los populares. Primero dices que vamos a ponerle un mando único a la Policía y a la Guardia Civil, y después que es imposible tocar la Guardia Civil. Primero propones una reforma para controlar a los imanes en sus mezquitas, y luego que lo que hay que hacer es financiar esas mezquitas. Se le da una medalla a Bono y al día siguiente se le quita. Se le da la razón a Marruecos, pero también al Polisario. Montilla se manifiesta a favor de recortar los horarios comerciales en festivos, y Solbes de ampliarlos. Prometemos 180.000 viviendas sociales, y después las dejamos en 180.000 actuaciones o soluciones habitacionales. Sí, hay que implantar el copago sanitario, pero también hay que quitarlo, hay que bajar el precio de los medicamentos y a la vez subirlos, hay que cobrar por las desaladoras y al mismo tiempo hacerlas gratis. No vale el trasvase del Ebro, pero sí el del Tajo. Debemos ir hacia un Estado confederal, pero que a la vez sea muy poco federal o mejor simplemente regional. Hay que darle la razón a Rodríguez Ibarra, pero también a Maragall, que dice justo lo contrario. Este gobierno tiene unos ministros muy prolíficos. Igual te aumentan los límites de velocidad, que te los reducen. Y es que van a toda máquina. Van sobrados. Con mucha prisa. Te casan por la mañana y te divorcian por la tarde. Te hacen de pronto maricón y te dan corriendo el derecho a la adopción. Te quejas por un simple dolor de muelas, y te ofrecen la eutanasia de inmediato. No hay que preocuparse de nada, porque hay dinero para todos. Aunque suba el petróleo y la gasolina y el gasóleo. Aunque suban los tipos de interés. Aunque vayamos con este estrés total y gubernamental que nos tiene más que subyugados. Nos hemos enterado esta semana de que el terrorismo hay que combatirlo con más igualdad de sexos y haciéndonos hermanos de los talibanes que derribaron las torres gemelas y mataron a doscientas personas en Madrid y a tres mil en Nueva York. Sí, es subyugante esta política cambiante de borrones, tropezones y rectificaciones. Estas propuestas de amor y paz. Esta ola de globos sonda que consiste en proponer una cosa y en hacer justo la contraria. ¿Para qué vamos a tener criterio fijo, si a los españoles nos gusta lo mutante? Sí señor, que vivan el borrón, el error y el resbalón. Que vivan la pifia y el despiste y el desatino de Moratinos. Que viva esta política incorrecta de gazapos y erratas oficiales. Que viva la rectificación. Por favor.