LA SUCESIÓN: ¿EN EL PP O EN EL PSOE?
Artículo de Ignacio Villa en “Libertad Digital” del 03.07.2003
El transcurso de las horas va despejando algunas claves
que habían pasado desapercibidas, en un primer momento, en el Debate sobre el
Estado de la Nación. Ahora, después del claro éxito de Aznar, se hace evidente
que ese triunfo formaba parte de la estrategia diseñada por el propio
presidente, con la vista puesta en la sucesión. Aznar, tras ganar a Zapatero,
tiene el proceso de sucesión más simplificado. Dicho de otra forma, en el
Partido Popular se respira con tranquilidad al percibir que el adversario se
encuentra muy debilitado. El PP se ha encontrado con la situación ideal para
vivir el momento más complicado de su historia reciente desde el Congreso de
Sevilla.
Aznar sale del debate con un Zapatero que, le guste o no le guste, se va a tener
que ocupar de lleno a sus problemas. El secretario general del PSOE no puede
dedicar más tiempo en seguir pintando, sin más, una España de negro. Zapatero
deberá, si aspira a continuar donde está, poner orden en su casa y articular un
verdadero programa electoral con el que sea capaz de cautivar a una mayoría
amplia de ciudadanos. El líder socialista, desde luego, va a estar muy ocupado
en los próximos meses en sus historias internas por lo que el Partido Popular
previsiblemente tendrá vía libre para pilotar con tranquilidad el proceso
sucesorio.
Es más, la debilidad interna de Zapatero propicia de antemano un buen aterrizaje
del sucesor de Aznar. El peor escenario para los populares en el momento del
cambio habría sido tener a un Partido Socialista, pletórico de fuerzas y ganas,
con un líder robusto y creíble. El PP, en cambio, se ha encontrado con un
Partido Socialista en plena crisis interna y con el síntoma político más
preocupante: un liderazgo puesto en duda. Ciertamente, Aznar ha conseguido dejar
al sucesor la mejor herencia: una oposición enredada y entretenida en sus
problemas internos.
Al final, la política tiene estas paradojas: el PP se presentaba ante un otoño
crucial con la sucesión como una asignatura pendiente y decisiva. Pero el
"paseo" de Aznar en el Debate sobre el Estado de la Nación ha cambiado las
tornas. El presidente del Gobierno ha conseguido, que en estos momentos, la
sucesión se haya convertido en un proceso difícil pero sin la presión
socialista, mientras que donde comienzan a sonar los tambores de cambio
traumático es en la calle Ferraz. Hasta hace unos días al hablar de sucesión
todos mirábamos hacia las filas populares como el gran "papelón" pendiente. En
cambio ahora es en el PSOE donde se deben tentar la ropa. Son los socialistas
los que huelen a sucesión, pero a sucesión estrepitosa y chapucera. Y Zapatero
lo sabe de sobra.