EL POSPUJOLISMO VA CUESTA ABAJO
Artículo de Aleix Vidal-Quadras en “La Razón” del 16/07/2004
Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
A medida que transcurren los meses desde que
Jordi Pujol se retiró de la vida política activa para convertirse en testigo
mudo de la ejecutoria del grupo de jóvenes dirigentes a los que confió la
organización por él creada hace tres décadas, se comprueba que Convergència no
sólo ha perdido por completo el rumbo, sino que camina a pasos agigantados hacia
la irrelevancia. Las claves de este declive acelerado son claramente tres: la
desaparición de la figura carismática que aglutinaba a los diferentes sectores
dentro de su formación, el paso de movimiento social de amplísimo espectro a
partido estrecha y rabiosamente soberanista, y la pérdida del enorme valor
añadido que proporciona el poder. La combinación de estos factores está
resultando letal para la fuerza política cuya hegemonía en Cataluña parecía
llamada a no tener fin.
Es una pauta frecuente de los grupos humanos enfrentados a cambios profundos
de su entorno y de sus circunstancias internas que pierdan la capacidad de
distinguir dónde se encuentran sus verdaderos intereses y entren en una espiral
imparable de empecinamiento en el error. Convergència es en estos momentos un
ejemplo perfectamente ilustrativo de este fenómeno. Su última e incomprensible
maniobra de solicitar un voto negativo en el referéndum de la Constitución
Europea demuestra hasta qué punto Artur Mas y la pandilla de yuppies
independentistas que le baten las palmas carecen del mínimo criterio necesario
para encabezar una empresa colectiva con vocación mayoritaria en un Estado
ilustrado y democrático. La peregrina razón esgrimida para justificar tan
insólita posición por parte de un proyecto que siempre había proclamado su
inequívoco compromiso europeísta, ha sido la falta de reconocimiento en el nuevo
Tratado Constitucional del catalán como lengua de la Unión al mismo nivel que
los veinte idiomas oficiales comunitarios. Con independencia de que semejante
pretensión es inviable por obvios motivos jurídicos ¬las lenguas oficiales de
las Instituciones europeas son las de los Estados Miembros¬ y operativos ¬una
Unión con cuarenta o más lenguas oficiales sería inmanejable¬, el sólo hecho de
rechazar uno de los mayores avances en la integración registrados desde la
fundación de la Comunidad por una causa tan miope coloca al equipo rector de
Convergència al nivel intelectual de los tipejos que son juzgados por el
Tribunal Internacional para la Antigua Yugoslavia. No es extraño que Unió se
haya desmarcado rápidamente de este disparate y haya reafirmado su apoyo al
texto aprobado por la Conferencia Intergubernamental. En su alocada carrera
hacia el extremismo separatista, Artur Mas está perdiendo su voto moderado, que
busca ya otros acomodos más sensatos, y su voto radical, que fluye a borbotones
hacia Esquerra. El pospujolismo será el ataúd del pujolismo ante los ojos
lacrimosos y atónitos de su antiguo líder.