LOS PELIGROS DEL PSOE
Artículo de Germán Yanke en “Libertad Digital” del 12.06.2003
Los acontecimientos en la Asamblea de Madrid –tanto lo
más serio como los aspectos esperpénticos– han dejado entre asustados y
noqueados a muchos dirigentes del PSOE. Los otrora más habladores, prefieren
ahora esperar callados, hacer alusiones metafísicas a una supuesta verdad que
terminaremos por conocer, reunirse en casa y tomar aliento. No es para menos,
seguramente, después de haber puesto tantas esperanzas, incluso las exageradas,
en la elección del señor Simancas como presidente del Gobierno de Madrid.
Sin embargo, creo que el mayor problema del PSOE no está en dos diputados que,
por considerarse maltratados y despechados, impiden el triunfo parlamentario de
la coalición socialcomunista. El problema reside en el dibujo que, como aquellas
famosas caras, aparece en las paredes de Ferraz junto a los diputados huidos de
la Asamblea. Es una pintura un poco caótica: el secretario general anuncia el
voto del PSOE al PP en Álava porque, como los socialistas han reconocido, la
posición contraria daña su imagen; Odón Elorza, amparándose en la
insignificancia de Patxi López, arremete contra el PP y habla con el PNV, como
hicieron formalmente sus compañeros de partido dando el primer disgusto de la
semana a Zapatero; Bono sigue con lo del centro; el desmemoriado Leguina ataca a
Blanco; Vázquez pide un cambio de rumbo en el País Vasco y se lamenta del que el
PSOE ha adoptado en Galicia; en Valencia se muestran mosqueados con Ferraz; en
Cantabria, los socialistas hacen una pirueta pasmosa; Belloch, Almunia y otros
dan publicidad a sus críticas en los periódicos; Clos, pechando con el varapalo
a Maragall en las urnas, tiene que premiar a la izquierda catalana; IU pedía y
sigue pidiendo el oro y el moro; etc., etc.
Me temo –o, más que temerlo, lo deseo– que tendrá que haber nuevas elecciones en
Madrid. Y me temo que los socialistas deberán comenzar a pensar que el posible
castigo que reciban en esos comicios tendrá mucho que ver con este dibujo
aparecido en sus paredes que con el hecho de haber sido traicionados por dos
diputados díscolos. Este incidente da pena; el otro, rabia.
Y una coda: Llamazares, abogado defensor de los silenciosos socialistas, socio
leal, sustento de una política de izquierdas, muleta para que Zapatero se
recomponga de cara a las elecciones generales, pide en Madrid que el fiscal
intervenga y, en el País Vasco, ante el golpe de Estado de Atutxa y el PNV, que
el fiscal (y el Tribunal Supremo, y el abogado del Estado, y la decencia
política) se retire. Cuando Odón Elorza dice que no le gusta la “lectura” que el
PP hace de la Constitución, vamos viendo cuales son las otras interpretaciones
posibles.